PENSANDO
Aquel día me
encontraba bien;
quizás, sin nada que
hacer,
me sentía un poco
aburrido
y... quise hacer
poesía,
sin embargo fue
inútil el empeño;
poesía ha de ser...
una huella de sudor,
ya testimonio de una
frustración,
bien el perfume
perdido de una flor marchita,
quizás un deseo de lo
imposible,
otras veces, la
evasión testigo
de unas lágrimas
recientes,
en ocasiones,
simplemente crueldad, dolor, muerte;
tantas otras: verdad,
y tantas otras:
fantasía.
En las mejores suele
haber
unas gotas de sangre,
incluso un vago y
melancólico
olor a fiebre, a
cieno, a morbo...
y, en fin, en una
lista interminable
parecida al diario de
un enfermo achacoso,
podríamos resumir lo
que puede existir
en una buena poesía.
Con esto quiero
decir,
que es imposible construir
sólo de belleza y
raciocinio,
lo que está destinado
a ser evasión y
huella
de un estado de
ánimo.
La mejor poesía ha de
ir llena
de problemas y de
ascos,
porque el fin de la
poesía
es salvar, liberar de
sus tensiones
a alguien que se
auto-receta:
a un enfermo mental
que se burla de sí
mismo,
al estúpido poeta.