NANA
DEL DEMONIO MUERTO.
Suavemente, con
mansedumbre,
el manso silencio se
extendió sobre mi sitio;
río sangriento de
roja sangre se deshizo,
y en la savia verde
de hierbas verdes
encontré la paz que
nunca hallé siendo vivo;
y aquel niño que
tanto fue y dejó de ser,
volvió a su nido...
Y yo le canté la
dulce nana
qué triste construí
desde aquel ser.