sábado, 23 de enero de 2016

¡ME AGOBIÁIS!

Un mundo fabricado por idiotas,
y un mundo de idiotas fabricados;
un mundo de personas que son gente,
cuyos cuerpos despersonalizados corren buscando
como refugio el calor del rebaño.
Una sociedad que necesita ídolos y chivos expiatorios,
una sociedad que se crea dioses y demonios,
una sociedad que adora y teme a los fantasmas,
multitud de seres que están solos,
espectros que ríen en lontananza.
Un montón de seres inconscientes,
un infierno en el que triunfa la mentira,
un lugar en donde se prostituye la verdad,
un fuego donde se abrasan inocentes;
un mundo, pedestal de hipocresía.
Un mundo que camina por inercia,
un mundo de estandartes e inconsciencia,
un mundo donde todo está relativizado,
un mundo sin valores absolutos,
un mundo de envidia y de pecado;
triunfo de la corrupción y la maldad,
un mundo de neurosis colectiva,
un mundo donde todo está masificado.
Lucha de unos contra otros,
tren que avanza sin destino,
caballo que corre desbocado,
nadie culpable y todos culpables;
¡sociedad de imbéciles, revolcaos
vosotros en el lodo y en el barro;
porque yo... me marcho!