¡ME
AGOBIÁIS!
Un mundo fabricado
por idiotas,
y un mundo de idiotas
fabricados;
un mundo de personas
que son gente,
cuyos cuerpos
despersonalizados corren buscando
como refugio el calor
del rebaño.
Una sociedad que
necesita ídolos y chivos expiatorios,
una sociedad que se
crea dioses y demonios,
una sociedad que
adora y teme a los fantasmas,
multitud de seres que
están solos,
espectros que ríen en
lontananza.
Un montón de seres
inconscientes,
un infierno en el que
triunfa la mentira,
un lugar en donde se
prostituye la verdad,
un fuego donde se
abrasan inocentes;
un mundo, pedestal de
hipocresía.
Un mundo que camina
por inercia,
un mundo de
estandartes e inconsciencia,
un mundo donde todo
está relativizado,
un mundo sin valores
absolutos,
un mundo de envidia y
de pecado;
triunfo de la
corrupción y la maldad,
un mundo de neurosis
colectiva,
un mundo donde todo
está masificado.
Lucha de unos contra
otros,
tren que avanza sin
destino,
caballo que corre
desbocado,
nadie culpable y
todos culpables;
¡sociedad de
imbéciles, revolcaos
vosotros en el lodo y
en el barro;
porque yo... me
marcho!