lunes, 8 de febrero de 2016



A NURIA

Rosa del cielo, noche estrellada,
flor de la luna, ángel del aura;
cometa de amor, ternura en el sol,
prima cercana de otra galaxia;
reina de Lemuria, Diosa de la Atlántida,
espíritu que regresa
de hermosas civilizaciones pasadas.
Índigo hembra,
sueño exquisito de primavera
en la fecunda tierra mojada.
Guarda de luz, cartera de Dios, mensajera del alba,
mártir de los humanos, luz en la niebla,
Diosa y esclava en un planeta
de hermanos pequeños
cobijo del ego y la ignorancia.
Dulce sonrisa en ojos tristes de mirada blanca.
Fuego y dolor, princesa encarcelada, calor en el alma.
Un planeta en el kharma,
 espíritu amigo de la sonrisa y de las lágrimas;
estela vital, maestra aventajada
de los hermanos de la ignorancia;
guía que llora, heridas que sangran,
golpes brutales en el costado de la esperanza.
Consejera constante de buscadores
ante los ojos de un bosque espeso
de la tercera noche del Sámsara.
Alma que vibra,
compasión encarnada...
Vibración de dios y de la bondad que regresa
a pintar de belleza y de  mensajes
la espuma blanca de las olas
que regresan a besar la playa.
Rayo de luz, besos de luz, niña de luz,
dolor para la luz, parto de luz;
luz en los labios, en la sonrisa, en las palabras,
el pensamiento y los sentimientos de la amiga
 madre, Diosa y hermana
desde el pasado para un futuro lleno de amor
que explosionará en brotes índigos,
inundando de magia
el universo de los universos de los poetas
que buscan musas en las luciérnagas
de las oscuras noches del alma.


Para ti y tus hijos, de Fina, José Ángel y Clara Isabel