A NURIA
Rosa
del cielo, noche estrellada,
flor
de la luna, ángel del aura;
cometa
de amor, ternura en el sol,
prima
cercana de otra galaxia;
reina
de Lemuria, Diosa de la Atlántida,
espíritu
que regresa
de
hermosas civilizaciones pasadas.
Índigo
hembra,
sueño
exquisito de primavera
en
la fecunda tierra mojada.
Guarda
de luz, cartera de Dios, mensajera del alba,
mártir
de los humanos, luz en la niebla,
Diosa
y esclava en un planeta
de
hermanos pequeños
cobijo
del ego y la ignorancia.
Dulce
sonrisa en ojos tristes de mirada blanca.
Fuego
y dolor, princesa encarcelada, calor en el alma.
Un
planeta en el kharma,
espíritu
amigo de la sonrisa y de las lágrimas;
estela
vital, maestra aventajada
de
los hermanos de la ignorancia;
guía
que llora, heridas que sangran,
golpes
brutales en el costado de la esperanza.
Consejera
constante de buscadores
ante
los ojos de un bosque espeso
de
la tercera noche del Sámsara.
Alma
que vibra,
compasión
encarnada...
Vibración
de dios y de la bondad que regresa
a
pintar de belleza y de mensajes
la
espuma blanca de las olas
que
regresan a besar la playa.
Rayo
de luz, besos de luz, niña de luz,
dolor
para la luz, parto de luz;
luz
en los labios, en la sonrisa, en las palabras,
el
pensamiento y los sentimientos de la amiga
madre,
Diosa y hermana
desde
el pasado para un futuro lleno de amor
que
explosionará en brotes índigos,
inundando
de magia
el
universo de los universos de los poetas
que
buscan musas en las luciérnagas
de
las oscuras noches del alma.
Para
ti y tus hijos, de Fina, José Ángel y Clara Isabel