lunes, 8 de febrero de 2016



MUCHOS VERSOS QUE NO SABEN BESAR

Yo quisiera darte un beso
que mantuviese eternamente
sabor a azúcar en tu corazón despierto.
Yo quisiera darte un beso
que borre el aire
entre mis labios de llanto
y tus labios de lucha y de denuedo;
un beso de calor sin sangre,
un beso blanco como la nieve,
un beso divino e incólume,
como un pestañear de un utópico,
quimérico  y perfecto universo.
Yo quiero darte un beso sin tacto,
sólo todo el  sentimiento,
un beso tan dulce y grande
que haga pequeña, diminuta
e invisible la tierra
y exacerbadamente áspero
el terciopelo.
Un beso  que no manche,
ni quite ni contacte,
un beso más allá de tu mente y de tu cuerpo,
un beso que trascienda el alma
y que otorgue a tu espíritu el cielo.
Yo quiero tatuar en tu espíritu
el beso más grande y casto,
el beso más honrado, sincero y honesto;
un beso de color arco iris,
el beso por antonomasia,
el beso de la paz, la alegría,
la satisfacción inconmensurable
e infinito contento.
Un beso jamás pensado,  sentido ni dado
por el dios de los dioses
y asimilado por la diosa de las diosas
mientras sueña que se va durmiendo
en un altar donde la divinidad
deje de ser divina,
por sentir impotencia,  incomodo,
envidia  y celos.
El beso de todos los besos,
un beso que no sea beso,
un beso que no sea nada más
que omnipotente,  omnibenevolente
y verdadero,
ni nada menos que pío, impoluto,
incólume y perfecto,
que dibuje la sonrisa más suprema,
no en tu rostro, no en tus labios,
ni en el corazón, ni en la mente,
ni en tu espíritu,
sino en todo tu ser,
en tu ser, del todo bueno;
no el beso por antonomasia,
sino el beso con el que deseo
escribir la belleza infinita,
para besar el papel
con estos versos llenos de besos;
para hacer de este poema
el beso de todos los besos,
el beso prisionero, aprisionado,
mancillado, ultrajado y profanado
con estos advenedizos y frustrados versos.
Sencillamente mi amada,
todo beso,
todo el beso.
El beso que nunca dio ningún poeta en sus poemas.
El beso que la poesía no puede besar.
El beso que toda la poesía
jamás nunca podrá a nadie entregar.
El imposible beso que yo
para ti quiero,
el beso de la quimera,

ESTE INALCANZABLE BESO.
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Mi cariño, admiración y gratitud para Juan Jordano y Miguel Ángel Segura (EDITORIAL EGARBOOK)