AMADA MÍA
Si algún día, amada mía,
me faltas y te falto,
o te sobro,
por nuestro kharma y pactos álmicos,
por el destino, el horror,
la sinrazón, la miseria de este mundo,
la antiinercia del amor, “il fato”;
no digas que no te he querido,
no pienses que no te adoro,
no sientas que no te amo,
con el suspiro de mi aliento,
con el calor de mis venas,
con las lágrimas de mi llanto,
con los sesos de mi cráneo;
con la mirada de nuestra hija,
la tristeza de nuestros padres,
la pena de nuestros amigos,
la incondicionalidad de nuestros santos.
Y no pienses que no estoy,
estaré en el bajo astral,
en el inframundo de los que todavía no han
muerto,
la soledad más sufrida
de todas las noches de luna nueva,
de las mareas sin mar,
los árboles sin raíz,
las montañas sin tierra,
los valles sin depresión,
el espacio sin sus astros.
Te admiro, te quiero,
te agradezco, te venero sin saber hacerlo;
te amo, te amaré,
siempre te amé, te amo;
como la mirada a sus ojos,
como el viento ama al aire,
el respirar al aliento,
sus pasos al caminar,
la fe ciega a su convicción,
el esqueleto a sus huesos,
mi corazón a tu ser;
si algún día, amada mía,
me faltas y te falto.
Te lo agradezco todo,
todo te agradeceré,
pensaré siempre en ti,
como pensaba
antes de conocerte,
como esta poesía
te ama y te siente,
con la incondicionalidad
del papel a esta tinta;
como mi nombre a mi ser,
eternamente…
Anxo.
Si algún día mi dama,
me faltas y te falto.
Como este poema a sus versos,
eternamente…
Anxo.