POESÍA
SIN TÍTULO NI CONTENIDO
Este bolígrafo no quiere
escribir,
esta tinta no tiene ganas de
salir,
y sin embargo esta poesía
esta muy triste dentro de mí,
y quiere huir, buscar horizontes
lejanos,
praderas verdes, puestas de sol,
una madre incondicional que la
mime
y un padre simpático y feliz;
hermanos amigos,
y un esposo que la haga princesa,
sin saber su condición de
cenicienta,
de hija de padre proletario,
(esclavo de penas burguesas y
tristezas reales),
que la haga emperatriz de un
universo tan perfecto
que ni siquiera tenga necesidad y
deseo
de profanar la belleza y libertad
absoluta de la nada
y la única imperfección de no
existir.
Esta poesía quiere ser todo
perfume,
perfume de rosas rojas
y de la sangre coqueta de una
barra de carmín;
perfume robado por una niña
traviesa y feliz
a su madre, escondido en un
rincón
inédito y sagrado, bendecido por
el celo
con el que fue guardado
aquella noche del primer amor,
el primer amante y el primer
orgasmo
de aquella bella joven, virgen de
sexo y de amores,
y de la estupidez, de la locura y
la realidad
de este poeta mediocre e infeliz.
Lo siento, este bolígrafo no
quiere escribir,
esta tinta no tiene ganas de
salir,
y
ya se ha muerto de tristeza
dentro de mi frustración y mi
impotencia absoluta
de querer ser, de querer vivir;
que la vida es mi eterna condena,
y el perfume se ha derramado,
porque a esta niñita le ha
resbalado
el frasco entre sus manos,
y se ha desordenado en este papel
sucio y feo.
¡Quemadlo, tiradlo al fuego!,
y ungid con sus cenizas
el corazón de este poeta
frustrado,
tan miserable y ruin.
No me lo tengáis en cuenta,
no espero menos de vosotros,
ni espero más de mí.