YO
QUIERO
Repudio el sudario,
la hostia, la corona de espinas,
el báculo, el hisopo,
la opresión y la mentira.
Repudio la sotana,
la pobreza, las guerras
en nombre de Dios,
la divinidad y la mitra.
Repudio el hambre, el Opus,
los Illuminati;
repudio al hombre,
me excomulgo de todas las
religiones,
las iglesias, la catedral,
el templo y la mezquita.
En nombre de dios impongo
la riqueza, el pan,
el sexo con amor,
el amor con sexo,
el sexo con sexo,
el amor con amor,
vivir en un palacio,
la honradez,
la sinceridad,
la voluptuosidad de las hembras,
la alegría de vivir,
la satisfacción
y la maría,
el láudano, los orgasmos,
la ternura, la lealtad,
la bohemia y la anarquía.
Repudio la escasez,
el asesinato, el robo,
los sofismas, la falacia de los
poderosos,
la ignorancia del pueblo,
el egoísmo, la miseria,
la competitividad, los malos
maestros,
el llanto y el dolor,
las cadenas de la tercera
dimensión,
la ingenuidad y su verdugo,
la malicia.
Impongo pena de muerte
a la insolidaridad, el capital,
la extorsión y la banca,
el grupo Bilderberg,
a los cargos políticos,
a la tristeza, a la sumisión,
a la apatía.
Decreto el fin de la tristeza,
el libertinaje,
la falsa democracia,
y pongo en pie a M. Hernández,
a Jüng, a Freud, a Marx,
a Pessoa, a Anguita;
la bandera del ateísmo,
el final del premio Nobel,
el principio de la eterna
alegría.
Adoro el cariño, la fraternidad,
el campo laico,
los vapores del alcohol,
la muerte de la tierra
y de sus seres,
el nacimiento de un nuevo mundo
en donde todas las utopías
estén ya conseguidas
y no quede lugar para la palabra
UTOPÍA.