ENSAYO
REIVINDICANDO Y
EXPLICANDO A SIGMUND FREUD. INICIO PSICOLOGÍA ELEMENTAL
La siguiente, muy breve
y, tal vez, simplista tesis que ahora recojo por escrito y que ideé cuando
tenía 20 años de edad, quizá necesite para comprenderse adecuadamente por parte
de algunas personas la lectura previa, aunque sea somera, del libro de Freud “El
yo y el ello”.
Los presupuestos
básicos freudianos sobre la psicología, es decir, sus ideas o bases sobre la
estructuración y la fenomenología psíquica (establecimiento de niveles o
categorías psíquicas y su función e interrelación), pueden tratar de ratificarse
y validarlas estableciendo simultáneamente a su exposición un estudio sobre
el origen de los sucesos o fenómenos psicopatológicos.
Yo, para entenderme a
mí mismo, establezco personalmente los siguientes niveles:
Consciente: es aquello
que pensamos, sentimos y percibimos conscientemente en cada momento presente.
Preconsciente:
nivel al que van a situarse (siempre bajo el papel selectivo del SuperYo, el
Ideal del Yo), muchas de nuestras representaciones conscientes para dar paso a
las ulteriores. Las ideas situadas a nivel preconsciente tienen la virtud o la
bondad de poderse ser representadas conscientemente de nuevo cada vez que
lo necesitemos y así ser utilizadas como conocimiento de cara a nuevas
experiencias, vivencias y/o situaciones.
Subconsciente es el
nivel en el que quedan instauradas las percepciones que se llevan a cabo de
forma subliminal, es decir, por debajo del umbral de percepción consciente de
los sentidos debido a la escasa duración o intensidad de los estímulos o a la
inadecuada y precaria receptividad del individuo en ese preciso momento.
Todas las ideas
referentes a disgustos e insatisfacciones (impulsos reprimidos y deseos
malogrados) son situadas por el SuperYo en el nivel inconsciente del mundo mental para
que así se produzca una relajación parcial y/o eventual, que también en el caso
de los artistas puede desarrollarse a través de la creación artística, e
igualmente todos lo ejercemos automáticamente a través de nuestro mundo
onírico, en donde confluyen bajo la supervisión del SuperYo lo inconsciente y lo
subconsciente, en tanto que no se desarrolla una solución o compensación
inmediata a nivel consciente a dichos problemas, conflictos, que son los
disgustos y las insatisfacciones, quedando en espera de que esto se pueda
llevar a cabo ulteriormente.
Entonces:
la psicosis es
definida por Freud como un conflicto entre el Ello y el SuperYo.
Voy a tratar de llevar
a cabo la explicación sobre esto.
Cuando las ideas
reprimidas en el nivel inconsciente del mundo mental permanecen ahí
durante demasiado tiempo sin que se encuentre una solución conscientemente por
parte del sujeto a estos problemas, surge como un efecto de rechazo y/o rebote
de estas ideas ahí reprimidas y situadas para que regresen a la representación
consciente y la persona se enfrente a ellas, y le dé una solución definitiva a
este problema, a sus problemas, que son sus crisis, agonías mentales. En
su regresión a la representación consciente estas ideas se encuentran con la
barrera del SuperYo, de tal forma que se puede establecer una lucha en la que
éstas pueden llegar a superar parcial o totalmente la barrera de dicha
categoría psíquica y además se deformen simultáneamente en dicha lucha y sean
representadas conscientemente deformadas, dando origen al fenómeno
psicopatológico de la psicosis (tal como definía Freud, un conflicto entre el
Ello y el Ideal del Yo). También el Ideal del Yo puede elaborar un cortejo
sintomático que puede ser puramente psíquico y/o también físico, mediante la
deformación en un punto determinado del sistema neurológico de la función y la
percepción normal neurológica que evita la representación consciente de todas
esas ideas de displacer cada vez que esto último corre el riesgo de producirse,
y las cuales son principales y fundamentales como causa inicial de dicha
fenomenología.
Esto mismo último
ocurre en el caso de la neurosis que como decía Freud es un conflicto entre el
mundo consciente del individuo y la realidad; de tal manera que todas las
formas de neurosis podrían tener su punto de partida en la más fácil y sencilla
de ellas (a mi entender), la neurosis de angustia, correspondiéndose las demás
denominaciones de neurosis con unas determinadas sintomatologías específicas y
niveles de gravedad tanto para el sufrimiento de la persona como para la
creación de una realidad subjetiva cada vez lo mas apartada posible tanto
de la objetividad (que de alguna manera también podría considerarse que no
existe), y el comportamiento, en definitiva, patológico del individuo a nivel
mental.
Como hemos visto, el
SuperYo ejerce una censura y unos mandatos que son un arma de doble filo, y que
incluso pueden llevarnos a pensar en la tremenda precariedad y deficiencia suma
de nuestra Psique
De momento y ahora
solamente nos hemos referido a lo que breve y estrictamente queríamos
referirnos; a partir de aquí obviamente, se puede hacer un desarrollo
larguísimo, minucioso, ambicioso, y lo más completo posible de todas las
denominaciones tanto de neurosis como de psicosis y que nos llevaría a un
trabajo arduo, prolongado y de largo período de duración; un enérgico y
acérrimo estudio sobre todo lo que queda por tratar respecto a las
psicopatologías y que es mucho y amplísimo.
Seguramente desdijese y
atacase mucho a la psiquiatría convencional y a los psiquiatras oficialistas,
que como sabemos (por lo menos desde el pensar de muchos psicólogos), se
centran exclusivamente en el órgano, en lo físico y en lo bioquímico, así como
en lo sintomático, entrando en la medicina puramente alopática y olvidándose de
lo que principalmente, única y exclusivamente importa a un psicoanalista, que
es el sujeto, la persona, el individuo y su felicidad, obviando los corsés, los
apellidos, las etiquetas, las denominaciones de las psicopatologías; y, además
no sabiendo, pudiendo o queriendo diferenciar entre una y otra persona, pues
todo obliga racional y humanamente a un tratamiento personalizado,
individual e intransferible para cada paciente, pues tanto cada mente como
cada sistema neurológico y cada mundo psicosomático, aunque pueda parecer
similar o semejante, siempre es distinto.
De momento he cumplido
con mi objetivo para conmigo mismo, y lo dejo ahí; y también lo
comparto entregándolo al libre análisis de toda persona que haya tenido
el gusto o el disgusto de haber leído lo ya expuesto.
Muchísimas gracias a
todos los lectores, de todo corazón.