MIS OJOS SE OBSERVAN EN EL ESPEJO
Ojos que duermen,
pupilas que sueñan,
sentimientos que miran;
miedos y perdones,
llantos que ya no brotan
por la estrechez alargada
de esas dos quimeras,
estas dos moras maduras y
moradas,
estas utopías,
estas penumbras,
puertas de negras noches
donde habitan todos los niños
muertos;
donde sonríen ilusiones
ilusas
que entierran recuerdos
almicidas
y guardan almas niñas,
asustadas y aterradas,
perplejas y terroríficas.
Sonrisas y huidas
hacia horizontes lejanos,
sedientos de bellezas,
de felicidad,
y fugitivas
de entrañas calcinadas y
heridas,
humilladas, descarnadas,
huesos fósiles de fusiles
disparados,
fugitivas y doloridas
con gritos mudos, salvajes,
vírgenes, sinceros,
inciviles, selváticos,
en dos junglas cenagosas
que se esconden al pestañear
las alas
de pestañas quemadas,
polvorientas y retorcidas,
de las más bellas quimeras,
las más felices utopías,
secas y contentas
como revoloteos de mariposas
de colores imposibles
que pintan con los anhelos
más niños
formidables arcos iris
de risas, sonrisas, ternuras,
victorias, metas conseguidas,
espacios y tiempos nuevos
henchidos de sentimientos
de satisfacción, paz,
sosiego,
mundos idílicos insólitos,
inimaginables e inauditos,
finales de todo camino,
el final de todos los
caminos;
en donde sólo hay jardines
irreverentes, dignos e
idílicos;
victorias, victorias, sólo
victorias,
LA VICTORIA,
convertida en realidades
de las más insospechadas e
insospechables
e inimaginables fantasías.
Cuando vuelva a observarme
mañana
muy de mañana
mis ojos en el espejo
de los significados de mi
mirada,
espero no encontrar otra cosa
sino
realidades soñadas y sueños
reales
y al asomarme a la ventana
ENTRAR EN LA DIMENSIÓN DE
TODAS LAS DICHAS
DEFINITIVAMENTE DICHOSAS
Y CONSEGUIDAS.