martes, 12 de enero de 2016

FUERZAS DE LA FANTASÍA.

Sin color las ilusiones del pasado,

vaciada la fuerza del espíritu,

y ya marchitas mis ansias de rebeldía,

mientras me voy muriendo paso a paso,

distinto (muerto o tranquilo),

contemplo en soledad y deleitado

el mundo que me hizo llorar un día.

Solo, mudo y absorto, sentado en la hierba verde,

en tanto contemplo el cielo azul

y las nubes desplazadas por el viento,

de las cuales, en suave bailoteo,

las oscuras golondrinas penden,

recuerdos de llantos, luchas y fracasos

de forma lenta van pasando por mi mente.

Ni rencores, ni odios ni alegrías

ocupan un lugar en mi cerebro;

las imágenes transcurren solitarias,

y conforme brotan de mi alma

son llevadas en su seno hacia el lejano horizonte

por el aire, que circula somnoliento.

Convertido en un elemento más del paisaje,

reconcentrado, mientras observo y me embeleso

y habito en el mundo de los sueños

(un mundo indescriptible,

que creo ser yo mismo),

escucho el cantar de un pájaro,

un alma hermana de la mía,

y al mismo tiempo veo un pino seco,

pienso: “dichosos de aquellos que, como yo muertos,

derrotados por el tiempo y por la vida,

conservan en un lugar de su corazón

las intangibles fuerzas de la fantasía”.