domingo, 8 de mayo de 2016

MARISOL HERNÁNDEZ PARA SU HIJA MARCELA CRISTINA EN SU CUMPLEAÑOS (15 AÑITOS)
HECHA POR ENCARGO.

Trece pestañas como pétalos con forma de los más hermosos corazones, velan la mirada poderosa de tus ojos, dos soles bellísimos, de generosidad infinita que son la luz que llena y colma todo el sentido, la ilusión y la felicidad de mi vida, y suman quince, uno a uno, desde que brotaste de mis entrañas, Marcela Cristina, mi niña, la niña de uno de mis ojos, en el otro la acompaña tu hermana ¡quiérela y cuídala así siempre!, fuerte roca que me sostiene y alma de terciopelo y seda suave, firme, protectora e invulnerable sabia chamana de mi familia, porque nueve meses antes de estos quince años fueron nueve siglos para formar esa alma tan madura, tan sabia, protectora y responsable ¡yo ya lo sabía!, tú me lo dijiste en el mismo momento en que supe que nacerías; a veces me siento pequeña, y creo que tu eres mi madre y yo tu niña… me lo demuestras siempre con tu sinceridad, tus palabras tan maduras, francas, inteligentes y comedidas,  dispuestas siempre a la ayuda, con humor, amor contundencia, esa responsabilidad tan admirable, tu esfuerzo en tus estudios, tu madurez, tan sorprendente, si yo no fuera tu mamá y tú, Marcela Cristina, mi niña perfecta, mi poderosa hija.  Sólo quince años y sin embargo infinitos bellos recuerdos… ¿Sabes…? Cuando tenías siete años y te caíste junto a aquel lago, y creíste que habías perdido un dientecito, era la lágrima emocionada y feliz caída al suelo de un ángel muy grande que a través de ti a todos nos respeta, quiere, ama, cuida y mima; no quise decírtelo entonces, esperé a este día, aunque hoy no tengo para ti una torta tan grande como aquella que te regaló tu prima querida. Pero tengo un bello regalo, aunque no alcance tu valía; es un secreto que contarte… Un poeta ha visto tu rostro y dice que es el de una hada bellísima, que te pide que seas su musa, que quiere escribirte muchos versos, aunque sabe que nunca podrá escribir una poesía capaz de decir de ti toda la verdad que le inspiras… esa belleza desmedida e inefable, tan grande que nunca podrá
describirla… y eso que él ni siquiera sabe que de verdad eres una hada y chamana en el colegio, con tus compañeros, conmigo , con tu familia, en la cocina de preparar comida para el cuerpo, y magia llena de amor para conseguir la felicidad mía, de tu mamá ¡qué tanto, tanto te admira! Tantos recuerdos… algunos tristes… cuando estuviste hospitalizada de niña, cuando hace dos años me auxiliaste y me salvaste de aquel dolor tan fuerte y lo convertiste en vida y alegría. Así, un poquito eres, Marcela Cristina Martínez Hernández, porque para decirte todo lo grande que eres, todo lo que tú vales, todo el bien que me haces, todo cuanto te amo, la felicidad que me das, el inconmensurable valor de tu ser… no podría abarcarlo con palabras aunque nuestra vida aquí fuese eterna e infinita, no ha lugar, ¡no tiene cabida! Encantada de haber nacido sólo por tenerte a ti, hija mía, incapaz de describirte todo  lo orgullosa que me siento de ti y la felicidad que me procuras, te pido que me abraces muy fuerte y me des otro beso más el día de tu quince cumpleaños, para que nunca jamás nos olvidemos de este día, de tanto como te quiero, y que ese querer es el deseo de que la felicidad en tu corazón, hoy, mañana, siempre, todos los días de tu vida sea la más grande de toda la tierra y el cielo, sencillamente infinita, Marcela Cristina, mi hija perfecta, la hija perfecta, mi vida, mi niña… ¡hija mía!