SIN
PRINCIPIO NI FIN. POLVO ENAMORADO
Tantos besos que me
encendieron;
me encendieron las
pupilas, los labios,
la médula acogedora del
centro de mi cuerpo,
como cueva vacía,
hambrienta de pasión de
fuego eterno e imperecedero
que me durmiese como
licor de borracho
en la eterna noche de
ensueño sicodélico sin fin:
pasaporte de la muerte
a un presente quieto
de llamas que me
consumiesen,
dejando como hijos,
ceniza de átomos
enamorada,
para fecundar la tierra
y el universo
al soplido del viento
caprichoso,
para procrear,
matando el mal,
un universo de universos
como mi niño soñó con
poder soñar y concebir.
Tantas manos en mi
espalda
recogiéndome en su seno,
como madre a ser recién
parido.
Tantos surcos en mi pelo
de dedos como arados,
sembrando mis sesos,
ávidos de hacer nacer
el paraíso elegido por
el dios de todos los dioses,
para mí y para mi primer
amor.
Tanto aliento preñado de
alcohol
empapando mis mejillas,
para encender en la
llama de mi boca
las chispas de dos
lenguas como rocas iniciales,
un voluptuoso volcán
que nunca consumiese su
lava,
siendo grito sostenido
del infierno
de VIBRACIONES TOTALES Y
PERENNES.